Por Andrés Pando / Diario Página 12
Este pibe no se me va más”. Sergio Alfonsini, entrenador nacional de lanzamientos, miró hacia la pista del Parque Berduc y recordó la potencia de Nazareno Sasia. Con 15 años recién cumplidos, 1,90 metros y 100 kilos, llenaba todos los casilleros para dedicarse en serio al atletismo. Solo había una duda para Alfonsini: si ese diamante en bruto estaba dispuesto a recorrer cada día los 51 kilómetros que separan a su Cerrito natal (una localidad entrerriana de apenas siete mil habitantes) del centro de entrenamiento ubicado en Paraná.
Sasia había llegado al Parque Berduc de la mano de Marcelo Borghello, el hombre que a los 13 años lo vio tirando al aro de básquet en el Polideportivo de Cerrito, lo invitó a la escuela de atletismo y se convirtió en su primer entrenador. El que después de un contacto inicial con la jabalina, le fue enseñando los secretos de dos pruebas ideales para su físico, bala y disco. El que hizo el contacto con Alfonsini para que los recibiera en el Parque Berduc.
Antes, de los 5 a los 12, Nazareno había jugado al fútbol y había sido defensor en Unión Agrarios. Pero también había pasado por el mini atletismo. Borghello, que falleció en septiembre de 2020 por culpa del coronavirus, notó su potencial y lo llevó a los torneos. Fue su guía hasta los 14, después de que ganara el Nacional de Cadetes en Chaco con récord incluido y lograra el título de su categoría en los Juegos Evita en Mar del Plata, en bala. A los 20, con 1.94 metro y 135 kilos, es una de las mayores promesas del deporte argentino.
“Marcelo lo trajo a Paraná en marzo de 2016. Yo no lo había visto competir. Era un chico con el físico óptimo, alto y coordinado. Los ojos nos saltaban cuando le realizamos las primeras evaluaciones con gente de la Confederación. Quedaba descubrir qué había adentro de esa cabeza. Enseguida nos sorprendimos por su compromiso para hacer 50 kilómetros todos los días. Venía a los entrenamientos hasta con lluvia y traía una motivación bárbara”, cuenta Alfonsini.
Desde mediados de 2016, comenzó los viajes diarios desde Cerrito hacia Paraná y se enfocó en la preparación para los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se desarrollarían dos años más tarde en Buenos Aires. Se levantaba a las 5, llegaba al Parque Berduc a las 7.30, trabajaba con Alfonsini hasta las 11, se tomaba el micro en la terminal y regresaba a su pueblo al mediodía. A la tarde lo esperaba la escuela. Semejante esfuerzo iba a tener recompensa. Pero ni siquiera pudo ir al viaje de egresados…
En esa época se dio el gusto de conocer a Germán Lauro, el máximo representante histórico de nuestro país en bala, finalista en los Juegos de Londres 2012 y séptimo en el Mundial de Moscú 2013. Es el modelo a seguir para Sasia. El entrenador que formó al de Trenque Lauquen, Carlos Llera, un día viajó hasta Paraná y observó a Nazareno con detenimiento. ¿Consecuencia? Un cambio en su técnica de lanzamiento, pasando de lineal a rotacional, girando como en el disco y buscando un mayor rendimiento.
El proceso no fue tan fácil. De entrada, en un Grand Prix en el CeNARD, terminó con seis lanzamientos nulos y eso llenó de preguntas su futuro. Sin embargo, respetó la decisión de Llera y siguió la rutina con Alfonsini, hasta que enganchó la técnica. En los Juegos Sudamericanos de la Juventud de 2017 en Santiago de Chile, su primer viaje al exterior, arrancó con una medalla de oro en disco y luego subió a lo más alto del podio en bala. Los 20,45 metros incluso sorprendieron a los organizadores: únicamente contaban con una cinta de 20 metros para medir.
En Buenos Aires 2018 se produjo su salto a la fama. El lanzamiento de 21,94 metros en la jornada inicial le aseguró la medalla de oro en los Juegos, marcó un récord sudamericano juvenil y lo dejó primero en el ranking mundial. “Tiene mucha proyección. Se va a convertir en un muy buen atleta a nivel internacional. Físicamente es más grande que yo”, dijo Lauro, que lo acompañó durante la competencia y le brindó algunos consejos.
Frente a la cámara de la televisión, Sasia le dedicó el triunfo a su abuela y también cumplió una apuesta con Julio Piñero, otro de sus entrenadores: “Un saludo para Juan Román Riquelme”. El ídolo de Boca, club de sus amores, felicitó a Nazareno por la medalla y le mandó una camiseta de la Selección. Pero la popularidad afectó al chico de 17 años, tanto que prefirió regresar a Cerrito de madrugada sin avisarle a nadie, meterse en su casa y recuperar la tranquilidad. Una muestra de su perfil bajo.
Ya compitiendo como Sub 20, en 2019 salió campeón sudamericano en Cali y en 2020 quebró el récord nacional en Paraná, con un lanzamiento de 20,46 metros. Esa actuación tuvo un valor especial porque durante la cuarentena por el Covid-19 se había visto obligado a modificar sus entrenamientos, recibiendo indicaciones de Alfonsini a través del celular y utilizando elementos de la escuela de atletismo de Cerrito.
En mayo de este 2021, debutó en un Sudamericano de mayores y pisó fuerte en Guayaquil: con la compañía de Lauro como jefe de equipo obtuvo la medalla de plata con 19,79 metros. Además de romper el récord argentino Sub 23 de Germán (19,78 en 2006), esa resultó su mejor producción con la bala de siete kilos y lo dejó en el segundo puesto en el ranking nacional permanente, detrás de los 21,26 alcanzados por el de Trenque Lauquen en 2013 durante la Diamond League de Doha.
“La virtud de Nazareno es su cabeza. Tiene agresividad competitiva. En los torneos siempre tira más que en los entrenamientos. Disfruta ese momento más que nada. Lo mismo pasaba con Lauro. Eso es oro en polvo y hace la diferencia”, asegura Alfonsini. La demostración más reciente fue el Sudamericano Sub 23 de octubre, en Guayaquil, donde aportó el único oro argentino con sus 19,11 metros en bala y a continuación sumó una medalla de bronce con sus 55,24 en disco.
Hay varias escalas programadas para Sasia antes de pedir pista de aterrizaje en los Juegos Olímpicos de París 2024. Esta temporada se va a cerrar con la primera edición de los Juegos Panamericanos Junior en Cali (del 25 de noviembre al 5 de diciembre). En 2022, en mayo tendrá el Iberoamericano de Huelva y en octubre se presentará en los Odesur de Asunción, mientras que en 2023 le apuntará a los Panamericanos de Santiago de Chile.
El trabajo en el Parque Berduc actualmente se está complementando con el tutorado de Carlos Burón, un reconocido entrenador español, que llevó atletas a los últimos ocho Juegos Olímpicos y recibió dos veces a la promesa argentina en León. ¿El plan? Que Nazareno empiece a insertarse en el contexto mundial, se enfrente a los mejores lanzadores de bala y acumule la experiencia necesaria para su edad.
Alfonsini apuesta todo a su dirigido: “El objetivo es estar en una final olímpica. Contamos con la materia prima. Que tenga cerca a Germán sirve un montón. Seguramente sufra la adaptación a la bala de siete kilos y su crecimiento pase por una meseta en algún momento, pero hay dos Juegos por delante, así que primero debemos buscar la marca para ir a competir a París 2024. Voy a tratar de que llegue lo más lejos posible”. Mucho más que de Cerrito a Paraná…
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