Por Luciana Aranguiz / Diario Clarín
Belén Casetta se bañó de oro en el cierre de las competencias de atletismo de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Voló sobre el tartán del Estadio Nacional y se consagró campeona en los 3 mil metros con obstáculos. Y eso que cuando la campana marcó el inicio de la última vuelta, marchaba cuarta. Pero un espectacular sprint final le permitió superar a las tres rivales que tenía adelante y cruzar la meta en primer lugar con un amplio margen. A muchos los sorprendió esa reacción en el desenlace de la prueba, pero lo que seguramente no saben es que ella tiene un nuevo poder que la empuja como nada la empujó antes: la maternidad.
«Como madres tenemos una fuerza interior. Somos empoderadas porque lo que nos proponemos lo podemos lograr», contó un rato después, envuelta en la bandera argentina y abrazada a Lina, que nació el 15 de mayo -sí, hace apenas cinco meses y medio- y el sábado por la noche estuvo en la tribuna, con una remera oficial de la delegación nacional (pero miniatura, claro) viendo a mamá correr y hacer historia.
Es que esos 9m39s47 en los que Belén paró el reloj se transformaron en un nuevo récord de los Juegos Panamericanos. Y ella se convirtió en la primera mujer argentina de la historia en subirse a lo más alto del podio de una prueba de pista en la cita más importante del deporte continental. Y la primera en conseguir un título panamericano desde Winnipeg 1999, si se tienen en cuenta también las competencias de campo. En aquella edición de hace 24 años, fueron doradas Solange Witteveen en salto en alto y Alejandra García en salto con garrocha.
Hace poco más de un año, Casetta se colgó el oro en los Juegos Suramericanos de Asunción 2022. Ese resultado le permitió sacar boleto a estos Panamericanos. Pero al bajarse del podio, anunció: «Ahora llegó el momento de bajarme del alto rendimiento por unos meses. Y estoy feliz de contarles que se viene un nuevo integrante en mi familia». Lina ya estaba en camino y abría un interrogante sobre si Belén llegaría a competir en la capital chilena.
La marplatense nunca dejó de entrenar. Asesorada por sus médicos, bajó la intensidad y adaptó el trabajo a esa nueva etapa de su vida. A medida que la panza crecía, fue cambiando las salidas a correr por las bicicleta fija. Y después de dar a luz, no tardó mucho en volver a moverse.
“Hace siete días estábamos en la sala de parto. Hoy nos encontramos fortaleciendo, sobre todo la espalda, y haciendo un poco de bicicleta fija», contó en una publicación en su cuenta de Instagram, en la que se la veía pedaleando con Lina, de apenas una semana, durmiendo a su lado.
«Mi hija me acompaña en los entrenamientos. En el gimnasio si hay que pedalear la dejo en una alfombrita. Si salgo a correr, voy corriendo con el carrito«, le dijo a AFP quien ganó su segunda medalla panamericana (había sido bronce en Lima 2019). «Capaz que la gente me mira y piensa ‘Esta está re loca’. Pero ella aprovecha para descansar. Duerme y yo entreno».
Y reconoció: «Después de dar a luz, yo pensaba que no iba a llegar los Juegos, pero como ya estaba clasificada directamente, dije que lo iba a intentar».
De a poco fue volviendo a la competencia. El 9 de julio, casi dos meses después de la llegada de Lina, corrió una prueba de 9 kilómetros en Buenos Aires. A principios de agosto se animó a una de 15, en la que terminó tercera. Y a mediados de septiembre, después de un año de competir en su prueba y a cuatro meses de ser mamá, volvió a disputar unos 3 mil con obstáculos.
«¿Sensaciones? La verdad que fui con miedo… miedo al pasar un obstáculo, miedo al foso y miedo a no poder terminar. Terminé muy bien físicamente con los 10m09, pero les soy sincera, mi nivel de fuerza disminuyó (lo normal como madre) y mi nivel de recuperación (poco descanso) hoy en día es otro», contó en las redes sociales.
Un mes antes de viajar a Santiago, además, se impuso en los 3 mil metros llanos de un Grand Prix Sudamericano en Mar del Plata. Así, llegó a los Panamericanos en buena forma, pero como «una Belén distinta».
“La Belén antes se entrenaba, se mataba, hacía de todo por el deporte», contó quien poco antes de Tokio 2020 hizo dos viajes de entrenamiento a Kenia para entrenar en la cuna de los mejores fondistas de la historia (en el segundo, la agarró la pandemia, quedó varada y tuvo que hacer una travesía para regresar a Argentina).
«La Belén de ahora entrena menos y descansa menos, porque la prioridades son otras. Vine a disfrutar de mi primera carrera después de cinco meses y medio. Tengo los pies sobre la tierra y no estoy entrenando o descansando como antes. Administro la energía, los kilometrajes, no hago los doble turno que hacía, pero vine con otra cabeza, a disfrutarlo con la gorda», aseguró antes de su participación, como bajando las expectativas.
Al final, terminó superándolas. Y por mucho.
«Dije que no me importaba nada e iba por todo. Y no me importó nada. Pero esto no me lo esperaba. No se puede imaginar, preparar unos Panamericanos en cinco meses, no sé de dónde saqué las fuerzas. Estoy feliz, no puedo pedir más nada», reconoció quien ni bien cruzó la meta empezó a mirar hacia la tribuna como buscando algo.
Muchos pensaron que quería una bandera argentina para celebrar. Pero ella buscaba a Lina. «Mi emoción fue cruzar la línea y querer ver a mi hija. Fue una experiencia increíble», comentó.
¿Sueña con París 2024, Belén mamá? «Veremos. Vamos a prepararnos para los Juegos, pero los viajes al extranjero para competir y buscar marca van a ser diferentes, más estratégicos. Todo depende de cómo estemos, cómo descanse, cómo me sienta… Las etapas de mi hija no me las quiero perder. Ellos crecen y se pasa volando. No estoy para hacer giras, irme tanto tiempo. Ni loca voy a dejar a Lina», afirmó.
Zancada a zancada, a toda velocidad, saltando vallas y superando obstáculos, Casetta derribó ese mito de que la maternidad y el deporte de alto rendimiento no son compatibles. Y con su nuevo superpoder, hizo historia en los Juegos Panamericanos y se bañó de oro.
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