Se trata de una de las disciplinas clásicas y más atractivas en el atletismo de pista. También, una de las que más satisfacciones le aportó a la Argentina en este deporte. El historial de los 5.000 metros llanos está marcado por los nombres de nuestros grandes fondistas, así como a nivel mundial se reconoce en los “finlandeses voladores” (desde Paavo Nurmi hasta Lasse Viren), en aquel fenómeno checo llamado Emil Zatopek, en el australiano Ron Clark y en la legión africana extendida durante el último medio siglo –desde Kipchoge Keino hasta los etíopes Haile Gebrselassie y Kenenisa Bekele- a algunos de los especialistas supremos, que hicieron las delicias de los seguidores de pruebas de fondo.
La primera marca homologada en la Argentina corresponde a Elisardo Menéndez, al obtener esta prueba en lo que constituyó también el primer Campeonato Nacional, a principios de 1920 en la pista de Ferro Carril Oeste. Tres semanas más tarde, Menéndez participó en el Campeonato Sudamericano en Chile –donde también la Selección Argentina hacía su debut- y allí abandonó los 5.000 metros, pero quedó 6° en 10.000.
Al año siguiente en Rosario, Marino Figna se apoderó del récord con 16:39.6 y luego lo redujo a 16:27.3/5 al obtener el título nacional, delante de Menéndez. Y la temporada de 1922 marcó el comienzo del ciclo del hombre que iba a dominar aquella década en nuestras carreras de fondo, José Ribas (oriundo de Sao Paulo, canillita de profesión). Aunque las marcas de Ribas quedaron inscriptas en nuestro historial del récord desde 1922, en esa temporada el bravo fondista aún seguía representando a su país natal, como lo hizo en los Juegos Latinoamericanos de Rio (ahora reconocidos como Campeonato Sudamericano) donde obtuvo las medallas de bronce de 5.000 y 10.000, pruebas dominadas por el luego subcampeón olímpico de maratón, el chileno Manuel Plaza.
Pese a que Ribas dominó aquella década, el primero en correr por debajo de los 16 minutos fue Fernando Ciccarelli, cordobés de la localidad de Oliva, quien marcó 15:40.4 para obtener la medalla de bronce del Sudamericano de Montevideo en 1926, en la misma carrera en la que Plaza estableció la marca sudamericana de 15:12.4. Ciccarelli, al igual que Ribas, iban a acompañar varios años después a Zabala en su gesta olímpica en el maratón de Los Angeles.
Juan Carlos Zabala apareció en las tablas de récords con apenas 18 años (más allá de largas controversias e imprecisiones, se acepta el 21-9-1911 como la fecha de su nacimiento). Fue el 31 de marzo de 1929 en San Isidro, donde marcó 15:21.2 y se ganó un lugar en el equipo que asistía al Sudamericano de Lima, su debut internacional. A partir de allí, Zabala y Ribas se turnaron en el dominio de esta prueba, y otras distancias largas y protagonizaron duelos memorables, en especial durante el Campeonato Sudamericano de 1931 en la pista de Gimnasia y Esgrima. Allí Zabala llegaba como favorito, ya que había fijado la marca sudamericana pocas semanas antes con 15:10.2. Sin embargo, el vencedor fue Ribas con récord (15:04.8) y el “Ñandú Criollo” lo escoltó con 15:11.6, para obtener posteriormente su ansiado título en los 10 mil metros.
En septiembre de aquella temporada, Zabala inició su primera travesía europea bajo la guía de su maestro, Alejandro Stirling. Era una gira que incluyó su gran debut como maratonista en Kosice y su marca mundial de los 20 mil metros en Viena. Instalado ya entre las figuras de las pruebas de fondo, cuando todavía reinaba el finés Paavo Nurmi, Zabala volvió a correr 5.000 metros en Buenos Aires el 30 de abril de 1932, por el Campeonato Rioplatense: y ese día se convirtió en el primer fondista sudamericano en marcar debajo de 15 minutos en esa distancia. De inmediato, se marchó a Estados Unidos para la puesta a punto hacia lo que fue la hazaña de su vida y un momento cumbre en nuestra historia atlética.
Aquel récord de los 5.000 fue quebrado poco después por otro fondista que también surgió de Córdoba y se estableció en Buenos Aires, Roger Ceballos. Lo hizo en el marco de su gran temporada de 1934, donde además mejoró el tope sudamericano de los 3.000 metros y realizó una incursión por Brasil con triunfos sobre el propio Zabala y sobre otro campeón olímpico, el finés Volmari Iso-Hollo.
El turno siguiente fue para uno de los más grandes atletas surgidos de tierra entrerriana, Juan Raúl Ibarra, múltiple campeón de los Sudamericanos del 41 (Buenos Aires) y 45 (Montevideo), autor también de una marca mundial de 20 mil metros y un popular en su época. Y fue, probablemente, el argentino que más se aproximó al alto nivel mundial de la especialidad. Al momento de establecer sus 14:24.8, en 1944, el récord mundial estaba en poder del sueco Günder Hagg con 13:58.2, logrados en 1942 en Gotemburgo. Pero era una época penosa, el mundo envuelto en guerra y así Ibarra no tuvo la oportunidad –en su momento de esplendor- de disfrutar de una participación olímpica.
Pasarían doce años hasta la aparición de otro de nuestros históricos, Osvaldo Suárez, cuyo ciclo en esta distancia (al igual que en los 10 mil metros) abarcó múltiples e inigualables conquistas: dos oros panamericanos, dos iberoamericanos, cuatro sudamericanos. Ibarra era el ídolo de Suárez y este sintió una profunda emoción cuando pudo batir su récord de los 5.000 con 14:20.7 a principios de 1956, durante un selectivo para el Sudamericano de Chile.
Después que una injusta y absurda medida política le impidiera asistir ese año a los Juegos Olímpicos, Suárez retornó a la actividad y a fines del 57 protagonizó dos de sus inolvidables duelos con Walter Lemos en el Campeonato Nacional, en la pista de GEBA. El sábado bajó a 14:16.6 la plusmarca de 5.000 y al día siguiente, redujo el récord de 10 mil. Un año más le llevaría alcanzar los 14:16.4, en el marco del Campeonato Rioplatense, poco antes del primero de sus tres triunfos en la San Silvestre. Suárez siguió batiendo récords en su gira europea de 1959, también él bajo la guía de Alejandro Stirling. A principios de agosto de 1959, en Viena, compitió en los Juegos de la Juventud y los Estudiantes y ocupó el tercer puesto en los 5.000 metros con 14:14.4, marca que volvió a mejorar semanas más tarde en Linz, también en Austria, con 14:11.6.
La preparación para el maratón olímpico de Roma le demandó su mayor esfuerzo en el período siguiente. Y apenas pasada esa participación –donde terminó noveno, pese a sufrir contratiempos físicos- realizó otra incursión europea para producir el mejor 5.000 de su campaña. 14:05.0 en San Sebastián, como invitado el Campeonato Interclubes español. Esta vez el hombre a batir el británico Gordon Pirie, ex subcampeón olímpico de 5.000. Suárez llevó la iniciativa hasta pasado el cuarto kilómetro, pero no pudo controlar la velocidad final del británico quien ganó en 14:04.0. Suárez marcó 14:05.0 y también estuvo Walter Lemos, quinto.
Aquel registro quedó como el mejor del gran Osvaldo Roberto Suárez en una de sus pruebas favoritas y varias veces comentó que se sentía en condiciones de atravesar la “barrera” de los 14 minutos. Tal vez, su mejor rendimiento sobre una distancia similar se dio en una carrera de 3 millas (4.828,03 metros) organizada por el diario Globe en Toronto, Canadá, el 12 de julio de 1963: llegó tercero con 13:28.8.
A nivel sudamericano, el dominio de los 5.000 llanos y en general de las pruebas de fondo pasó a terreno colombiano, primero con Alvaro Mejía –quien además ganó el maratón de Boston- y luego con la recordada generación de Víctor Mora y Domingo Tibaduiza, siendo el chileno Pedro Edmundo Warnke el principal rival para estos. Las competencias en Europa les permitieron llevar la prueba a otra dimensión. El último argentino en lograr la carrera de 5.000 en el Sudamericano había sido Domingo Amaison en Rio de Janeiro (1965), hasta que más de medio siglo después en Buenos Aires (2011), Javier Carriqueo alcanzó el mismo cetro.
En la Argentina, pasarían casi dos décadas hasta que los récords de Suárez fueran mejorados. El de 5.000 y 10 mil cayeron prácticamente al mismo tiempo, en el marco del torneo internacional Ciudad de Buenos Aires, disputado en octubre de 1980 por la inauguración de la primera pista sintética del país, en el actual Cedena. Las carreras de larga distancia tuvieron como animadores al mexicano José Gómez y al brasileño José Joao da Silva. El sábado 11 de octubre, el marplatense Jorge “Mono” Monín estableció el primado nacional de los 5.000 metros con 14:02.2 y al día siguiente, Fernando Marrón logró el de 10.000 con 29:21.5.
Siete años más tarde comenzó el ciclo de Antonio Silio, también surgido de Entre Ríos (Nogoyá). Fue el primer argentino en correr los 5.000 por debajo de 14 minutos -13:53.6 en la pista sintética de Santa Fe- y luego, al radicarse en Europa, durante la temporada de 1989 bajó en cuatro oportunidades este tope. Si bien sus resultados más relevantes se dieron en otras distancias (principalmente en el medio maratón, donde fue subcampeón del mundo en Newcastle 1992), Silio alcanzaría una medalla panamericana de 5.000 –bronce en La Habana 91- y recuperó el récord sudamericano para el atletismo argentino. Lo hizo el 26 de julio de 1990 en La Coruña, con 13:26.70. Y casi un año después, en el Estadio Olímpico de Roma, lo llevó a 13:19.64.
Esto sucedió en una carrera de alto nivel, donde ocupó el 8° puesto y el vencedor se llamaba Ibrahim Kinuthia, de Kenia, quien marcó 13:09.76. Participaban los dos italianos estelares de la época: el subcampeón olímpico de 10 mil metros, Salvatore Antibo, quien ahora fue 2° con 13:10.10 y el bronce europeo Stefano Mei, quien quedó 7° con 13:17.79. Silio terminó un puesto por delante del español Martín Fiz, posterior campeón mundial de maratón.
El récord sudamericano pasaría, en la década siguiente, al poder de otro de los grandes que dio el atletismo de nuestra región, el brasileño Marilson Gomes dos Santos.
Aquella marca nacional de Silio (13:19.64) y la sudamericana de Marilson (13:19.43 en Kassel 2006) son las que ahora superó Fede Bruno en su valiente, solitaria e inolvidable aventura californiana.
Cronología
(RSA récord sudamericano)
17:23.3/5 Elisardo Menéndez Buenos Aires 05.04.1920
16:39.6 Marino Figna Rosario 26.05.1921
16:27.3/5 Marino Figna Buenos Aires 15.10.1921
16:10.6 José Ribas Buenos Aires 08.10.1922
16:08 José Ribas Buenos Aires 10.05.1923
15:40.4 Fernando Ciccarelli Montevideo URU 18.04.1926
15:23.4 José Ribas Buenos Aires 11.12.1927
15:21.2 Juan Carlos Zabala San Isidro 31.03.1929
15:15.8 Juan Carlos Zabala Buenos Aires 24.05.1930
15:15.4 José Ribas Montevideo URU 31.05.1930
15:10.2 RSA Juan Carlos Zabala Buenos Aires 04.04.1931
15:04.8 RSA José Ribas Buenos Aires 30.04.1931
14:55.8 RSA Juan Carlos Zabala Buenos Aires 30.04.1932
14:46.2 RSA Roger Ceballos Buenos Aires 29.06.1934
14:37.0 RSA Juan Raúl Ibarra Buenos Aires 01.03.1941
14:24.8 RSA Juan Raúl Ibarra Buenos Aires 20.05.1944
14:20.7 RSA Osvaldo Roberto Suárez Buenos Aires 03.03.1956
14:16.6 RSA Osvaldo Roberto Suárez Buenos Aires 14.12.1957
14:16.4 RSA Osvaldo Roberto Suárez Buenos Aires 20.12.1958
14:14.4 RSA Osvaldo Roberto Suárez Viena AUT 01.08.1959
14:11.6 RSA Osvaldo Roberto Suárez Linz AUT 19.08.1959
14:05.0 RSA Osvaldo Roberto Suárez San Sebastián ESP 01.10.1960
14:02.2 Jorge Alberto Monín Buenos Aires 11.10.1980
13:53.6 Antonio Fabián Silio Santa Fe 30.05.1987
13:44.45 Antonio Fabián Silio Belgrado YUG 04.06.1989
13:43.83 Antonio Fabián Silio Granada ESP 17.06.1989
13:34.35 Antonio Fabián Silio Vigo ESP 30.06.1989
13:33.87 Antonio Fabián Silio Budapest HUN 08.08.1989
13:26.70 RSA Antonio Fabián Silio La Coruña ESP 26.07.1990
13:19.64 RSA Antonio Fabián Silio Roma ITA 17.07.1991
13:11.57 Federico Bruno Stanford USA 21.04.2023
Por Luis Vinker
(Agradecimiento especial para esta tarea de investigación a los periodistas Rubén Aguilera y Eduardo Biscayart, a Domingo Amaison, al legado bibliográfico de Roberto Harsch y archivos CADA, FAM y Club Argentino de Atletismo con la revista A sus Marcas)