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Por EZEQUIEL BRAHIM / Diario La Nación

El atletismo es un deporte de tiempos y distancias, esos tiempos se toman con relojes; pero un día los relojes se rompen. Este viernes, en Stanford, Palo Alto, California, el atleta argentino Federico Bruno destrozó el reloj de la historia.

En el deporte más antiguo, Bruno rompió un reloj que había parado Antonio Silio en el año 1991 en Roma, al correr los 5000 metros en 13m19s, cuando Federico aún no había nacido. Bruno creció viendo como ningún argentino podía correr más rápido que Silio (solo Javier Carriqueo se había acercado a 13m25s en 2011). Ninguno hasta este viernes. Y, además, con el envión “vengó” a Silio, a quien en 2006 le había sido arrebatado el récord sudamericano, cuando el brasileño Marilson Gomes dos Santos corrió en Kassel, Alemania, apenas 21 centésimas más rápido. Bruno barrió todo al desintegrar el reloj con 13 minutos 11 segundos 57 centésimas. En una carrera que cualquiera hubiese pensado imposible, sino no fuera porque sucedió: Bruno corrió solo.

Técnicamente no estaba solo, porque había una veintena de atletas en la pista, pero parecía estarlo, ya que todos quedaron muy atrás después de la primera vuelta. Los 5000 metros en pista consisten en 12 vueltas y media a ese circuito ovalo. La organización del meeting Payton Jordan, en la pista de la Universidad de Standford, preparaba una de las citas más importantes de la temporada estadounidense. Para ello ponía a disposición en los 5000 metros un par de liebres (atletas contratados para marcar un ritmo de carrera determinado y absorber el esfuerzo extra de ir en la punta de la carrera) que deberían llegar a los 3000 metros en 8m08s. Pero a Bruno esto le pareció lento, él soñaba en grande.

Fernando Díaz Sánchez, jefe de área de medio fondo, fondo y marcha de la Confederación Argentina De Atletismo, fue el designado para acompañar a Bruno a la competencia. Y el único argentino testigo de lo que sucedería. “Ya en los entrenamientos, y aún más en la entrada en calor, Fede me decía «voy muy cómodo, Fer». Las rectas de 100 metros en 15 segundos salen gratis»”. Ésa fue la sensación previa..

Así fue como se largó la carrera y Bruno solo tuvo “paciencia” apenas la primera vuelta detrás de las liebres, cuando ya ingresaban por segunda vez a la recta principal del Cobb Track and Angell Field Stadium, Federico pasó al frente, con aún 4500 metros por delante, para dejar muy atrás a todos. Para tener una noción del ritmo, puede ser útil entender a cuánto pasaba cada 200 metros: 31 a 32 segundos. Cualquier corredor aficionado entenderá lo que significa 200 metros en casi 30 segundos. Eso, 25 veces sin parar. Una locura.

Llegó a los 3000 metros en 7m54s, ya les había sacado casi cien metros de ventaja a las liebres, que llevaban la punta de la carrera sin él, que iba más lejos que todos, corriendo solo contra la historia. “No paraban de anunciar por los parlantes del estadio: «C’mon Federico!»”, cuenta Díaz Sánchez. “El final fue muy emocionante… cayó un récord de más de tres décadas, y Fede confió toda la semana previa en que eso podía suceder. Logró lo que se propuso y va a ir por más”, cierra Fernando.

Una carrera para la historia

Lo que hizo es superlativo, es una marca de primer nivel mundial”, afirma Javier Carriqueo, el único argentino que pudo acercarse el récord de Silio, cuando en 2011 corrió en Barcelona en 13m25s. “Fede ya está en su madurez deportiva, en ese momento que se mejoran todas las marcas”, explica el dueño de más de diez medallas internacionales. Y agrega: “Aún no se ha encontrado con la carrera que él necesita, donde tenga competidores más rápidos aún y lo lleven de tiro. Cuando sos protagonista nunca vas a exprimir lo mejor de vos. En una carrera así, bien puede bajar los 13 minutos”.

Correr en 12 minutos y algo los 5.000 metros es entrar en un selecto grupo mundial, con la posibilidad de llegar a una final olímpica, ese mítico momento donde se pelea por las medallas. Algo que Argentina no obtiene en atletismo desde hace más de 70 años.

Hablando de medallas: antes de los Juegos Olímpicos París 2024, la gran cita este año es la de los Panamericanos de Santiago de Chile. “Esta carrera lo pone como candidato a medalla en el panamericano”, opina Carriqueo, y algo sabe. En los Panamericanos de Río 2007, en los 1.500 metros, quedó en la cuarta posición, rosando las preciadas medallas. “Fede está mostrando hoy lo que prometió en juveniles cuando fue finalista en el Mundial, creo que del 1.500 a la maratón se va a quedar con todos los récords argentinos”, declara con contundencia el dos veces olímpico.

Federico Bruno, el concordiense que confió en que las liebres serían “demasiado lentas”, no se equivocó. Este viernes rompió los relojes de la historia para reescribirla, corriendo una carrera que se pensaba “imposible”, continúa mostrando algo que también pareciera imposible: que un argentino pueda correr contra las potencias africanas. Antonio Silio nos mostró en la década del ‘90 que eso se podía llegar a hacer, él lo hizo, pero después de él, nadie más.

Tres décadas más tarde el universo de las carreras ha crecido a niveles galácticos, el desarrollo de “superatletas” parece no tener techo y aleja las marcas cada vez más de los “mortales”. Bruno piensa distinto a lo previsible, y sale a correr para demostrarlo.

Ningún sudamericano corrió tan rápido como Federico en los 5000 metros pero, en su primera carrera de la temporada, parece decirnos que esto es solo el principio, que tiemblen los relojes.