Por DARIO DOALLO – CLARIN
No lo puedo creer todavía. Lo único que puedo decir es gracias a mi familia, amigos, a todos… No lo puedo creer. Otra vez, es un sueño», dice, súper emocionada, María del Carmen Argüello, tras completar el Maratón Internacional de Buenos Aires en 2:46:36, tiempo que le permitió ser la segunda argentina más rápida.
María del Carmen destaca el «otra vez» porque nuevamente volvió a dar la sorpresa en la prueba en la ciudad. Se anotó apenas días antes en la competencia y dio un verdadero batacazo.
La porteña de 34 años, profesora de educación física, en 2021, sin ser profesional y anotándose como cualquier aficionado amateur, fue tercera en la clasificación general de mujeres de los 42k de Buenos Aires (aquella vez marcó 2h52m49). En ese momento no se sabía nada de ella, al punto que la organización se vio obligada a corroborar si su inscripción y su tiempo estaba correcto.
En una nota con Clarín, en aquel momento, luego contó que trabajaba como personal trainer en una cadena de gimnasios, que amaba correr, que lo hacía sin ningún entrenamiento específico y hasta dio la nota contando que apenas horas antes del inicio de la prueba estaba comiendo un asado en una reunión con amigos. Su desempeño en 2021 generó mucho ruido y ella comenzó a planificar sus entrenamientos con un reconocido entrenador con la ilusión, por qué no, de comenzar una carrera profesional. Sin embargo, su nombre no volvió a sonar en el circuito del atletismo nacional. Hasta ahora, que volvió a dar la nota en los 42k. Y otra vez con una llamativa historia.
«Por cuestiones de trabajo y una lesión había parado de entrenar. Recién en marzo de este año volví de a poco», cuenta, ya más tranquila, María del Carmen.
Ella se encontraba entrenando para el maratón a un alumno, pero una lesión de último momento lo obligó a bajarse de la prueba. Entonces, ya que estaba paga su inscripción, él tuvo la idea de pasarle a ella su número, algo que no está permitido.
Pero la posibilidad de volver a correr en Buenos Aires la tentó. Entonces, apenas días atrás, llamó a un contacto de la Asociación Ñandú, encargada de la organización del evento, que le había quedado de su destacada actuación en 2021 y le solicitó el traspaso de número. La respuesta fue negativa, además la inscripción (de 12 mil participantes) ya estaba cerrada. Pero la lesión de un atleta de elite le abrió un cupo y María del Carmen lo tomó.
«Le fui a buscar el kit a mi amigo para que se quedara con la remera y me inscribí yo, esto fue el viernes, dos días antes. Me dieron ganas de correr porque es una carrera muy linda, aunque también da un poco de miedo», dice.
Sin estar al tanto de los beneficios que ser elite le brindan, como cambiarse en una carpa exclusiva a metros de la largada junto a los mejores corredores argentinos, keniatas y etíopes que luego vencerían en la clasificación general, María del Carmen llegó a la prueba por su cuenta, acompañada por sus padres, y salió a correr.
Pasó los 10k en 38m58, los 21k en 1h23m17 y frenó el crono en 2h46m34, seis minutos abajo de su tiempo de 2021.
Lo que le permitió ser octava en la clasificación general de mujeres (la vencedora fue otra vez la keniata Rodah Jepkorir Tanui, con 2h24m51) y segunda a nivel nacional, detrás de la tandilense María Luján Urrutia, que hizo un tiempo de 2h45m43.
«No pensaba en bajar mi tiempo. Solo quería correr, nada más. El correr como entrenamiento me desmotiva. Para mí correr es mi todo, es mi pasión. Pero no como entrenamiento, eso no me llama la atención», se sincera.
María del Carmen, que nunca representó a ninguna federación, queda impactada cuando un especialista del atletismo nacional le da a conocer que muy pocas argentinas están en capacidad de correr a su ritmo y que incluso podría representar al país a nivel internacional.
«Pasa que me cuesta. Lo probé y no me motivó. Quizás el día de mañana sí…«, comenta y luego, ante la consulta, deja en claro que esta vez la noche previa a la carrera no incluyó hace con amigos hasta la madrugada: «¡No! Ayer comí tranquila y me acosté temprano. Eso ayudó seguro a bajar el tiempo, je».
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