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  La Selección Argentina retorna de las competencias atléticas de los XII Juegos Odesur con un balance alentador. Sin dudas, el más favorable en largo tiempo para nuestro deporte y que corona una excelente temporada, la mejor en un largo período.

                La cosecha de 9 medallas de oro, 4 de plata y 2 de bronce le permitió retornar al segundo puesto de esa tabla -detrás de la potencia, Brasil- algo que no había sucedido en varias décadas en las más altas competiciones regionales. Y se consiguió en un torneo en el que todos los países asistieron con su plana mayor, con la única excepción de ese puñado de figuras que ya ostentan podios olímpicos o mundiales, principalmente los brasileños.

                Algo de todo esto ya se venía palpitando a lo largo del 2022. La actuación en el Iberoamericano de La Nucía en mayo, lo sucedido con los fondistas en el 21k de Buenos Aires en agosto y, en las últimas semanas, las performances de los seleccionados u18 y u23 en sus respectivos Campeonatos Sudamericanos -Sao Paulo y Cascavel- indicaban que nuestro atletismo transita por un marco de recuperación. Pero lo ocurrido en Asunción desbordó expectativas.

                Repasemos algunos de estos logros:

Después de un largo tiempo, la Argentina vuelve a contar con velocistas de gran calidad, capaces de competir de tú-a-tú en nuestra región. Al reciente record nacional de los 100 metros llanos que Franco Florio estableció en Cascavel con 10.11, le unió ahora un triunfo sensacional, el primero de un argentino desde que Carlos Gats lograra el Ibero 94 en Mar del Plata. Y su compañero de generación (ambos 22 años y bajo la conducción técnica de Javier Morilla), Elián Larregina produjo actuaciones inolvidables sobre 400 metros. En Cascavel volvió a mejorar su récord, fue el rematador de una posta larga que demolió la plusmarca absoluta y ahora, en Asunción, le ganó a experimentados especialistas con antecedentes por debajo de 46s.Un virus había postergado las ilusiones de Federico Bruno (Ibero y Mundial) pero su retorno en el 21k de Buenos Aires, cuando corrió sobre 1h02m, mostraba que su estado era óptimo. Y ahora lo confirmó con su experiencia, su determinación y una gran confianza para un doblete de 1.500/5.000, delante de los mejores mediofondistas sudamericanos. Ese mismo doblete fue obtenido por Fedra Aldana Luna en damas, con récords de los Juegos y constituyéndose en una de las sensaciones del equipo por sus progresos en ambas distancias. Mariana Borelli secundó a Luna para el 1-2 en mediofondo y Levaggi “acarició” la medalla en los 5.000 con su cuarto lugar, logrando -tanto Luna como ella- sus primeros registros por debajo de los 16 minutosEn las pruebas de media y larga distancia de damas, donde hubo presencia prácticamente completa de las estelares sudamericanas en las carreras llanas, las nuestras directamente arrasaron. Allí, además de los triunfos de Luna, se dio el nuevo 1-2 de Florencia Borelli y Daiana Ocampo en los 10 mil metros (ya lo habían logrado en el medio maratón del Ibero y del Sudamericano) y una coronación de Belén Casetta en su especialidad de obstáculos. Fue su despedida antes de la pausa que se tomará ahora por su maternidad.Y el ciclo de los campeones se completó, casi en el cierre de los Juegos, con el “histórico” del equipo: a sus 35 años, Germán Chiaraviglio recuperó un título de salto con garrocha que ya había ostentado en sus tiempos de junior (2006) y demostró una vez más su categoría para la alta competición.

Junto a ellos, lucieron otros atletas como el juvenil puntano Bruno De Genaro en los 400 metros con vallas (subcampeón, a cinco centésimas del colombiano Fanor Escobar) y Florencia Lamboglia, en una disciplina tan exigente como la velocidad pura, alcanzando su primera medalla de plata. Nazareno Sasia continuó en el camino de su recuperación -tras la lesión sufrida a principios de temporada- y se colocó en el podio del lanzamiento de bala, detrás del dúo brasileño, lo mismo que Joaquín Gómez en martillo. Y aún tuvieron su valía los cuartos puestos de Juan Cano en la novedosa marcha de 35 km., José Zabala en los 1.500, Juan Carballo en bala y aún Juan Solito, con uno de sus mejores registros personales para el quinto lugar en disco, entre otros. Casi todos los atletas argentinos compitieron en su máximo nivel.

Perspectiva histórica

Es difícil, y muchas veces discutible, establecer comparaciones con otras épocas, cuando han cambiado tanto las condiciones de todo tipo (económicas, tecnológicas, deportivas, etc). Si nos referimos a los Juegos Odesur, sólo las últimas ediciones (2014 y 2018) son comparables con la actual (Asunción 2022) ya que desde allí en atletismo compiten todos los países del área y las pruebas son para la categoría superior. En las primeras ediciones de los Odesur no se encontraban potencias sudamericanas –Brasil, Colombia, Venezuela- y posteriormente, entre 2002 y 2010, las competencias fueron para las categorías u20 y u23. Si tomamos en cuenta las ediciones más cercanas, el atletismo argentino quedó 8° en el medallero de Santiago 2014 (2-5-7) y 6° cuatro años más tarde en Cochabamba (4-1-7).

En cuanto a los Campeonatos Sudamericanos –que constituyen el primer parámetro para medir la evolución de nuestro atletismo- hay que recordar que la Argentina, Brasil y Chile fueron los equipos dominantes desde los orígenes hasta fines de la década del 60. A partir de allí, con un mayor potencial deportivo en general y respaldo económico, Brasil se despegó totalmente. En la década del 80 comenzó el crecimiento del atletismo de Colombia hasta constituirse en la segunda fuerza del área. Y la evolución técnica en los últimos tiempos se ha dado en casi todos los países que, en distinta medida, lanzaron figuras de primera clase mundial, como en los casos de Perú con Kimberley García o Venezuela con Yulimar Rojas.

Las últimas veces que el atletismo argentino tuvo una cantidad importante de títulos en el Sudamericano de mayores sucedió en Rio de Janeiro (1965) y Lima (1971). En la ciudad brasileña –donde los locales ganaron en el puntaje general- Argentina logró 10 medallas de oro, 8 de plata y 7 de bronce. Y en Lima 71, la cosecha argentina fue de 8, 6 y 8 respectivamente. En cuanto al puntaje por equipos, donde Brasil no cedió ningún título desde hace casi medio siglo, Argentina ganó por última vez en hombres en Buenos Aires (1967) y en mujeres en Lima (1971). Desde entonces pueden computarse algunas actuaciones por equipos salientes como Sao Paulo 1987 (8 doradas, 7 de plata y 9 de bronce para el segundo lugar en el medallero). Pero, desde aquel momento, el atletismo argentino contó con valores salientes en lo individual, aunque sin poder conformar una fuerza de conjunto entre todas las disciplinas. No obstante, surgieron nombres que, en distinta medida, consiguieron insertarse en planos panamericanos y hasta mundiales relevantes (Silio, Charadía, Cerra, Lauro, Chiaraviglio, Witteveen, García o Toledo por citar entre los más relevantes).

Es evidente que ha surgido una nueva generación de talentos, que podría estar apuntalada por otros nombres que prometen –los recientes Sudamericanos u23 y u18 fueron significativos- y que darán una base importante. Aunque, dadas las dificultades para el desarrollo  deporte, esas mismas condiciones “naturales” no son suficientes. También se mejoró en los aspectos organizativos que rodean a un equipo y se nota un muy buen trabajo de los técnicos. A la vez, se destaca la entrega, la fibra competitiva, el compañerismo, el sentimiento de unidad y “pertenencia” de nuestros jóvenes atletas, y cómo se brindan en cada una de estas oportunidades con los colores nacionales. Todo eso ha generado un clima positivo entre ellos, un espíritu ganador, contagioso.

Esta actuación en Asunción corona una muy buena temporada y revierte un largo período en el que nuestro atletismo de mayores se había visto superado en los Sudamericanos.

Se necesitará la misma línea de trabajo y un respaldo para mantener esta curva ascendente, dados –además- los condicionamientos económicos. La esperanza es que nuestros equipos puedan volver a competir en este nivel en el plano sudamericano y que, algunos de sus mejores valores, también puedan progresar en el plano internacional en algún momento. Varios ya lograron su pasaporte directo para los Juegos Panamericanos del año próximo. Tanto esos Juegos, como las citas mundiales, representan otra escala, mucho más dificultosa.