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Por Darío Doallo / Diario Clarín

María del Carmen, porteña, profesora de educación física, de 32 años, se colocó entre las más destacadas atletas elite de la Argentina. Solo se ubicó detrás de la ganadora Florencia Borelli (2h32m27, cuarta mejor marca de la historia argentina) y la escolta Karina Fuentealba (2h48m32).

Nada mal para ella, que tomó la decisión de anotarse, pagando la inscripción como cualquier corredor aficionado, apenas dos semanas atrás, alentada por sus compañeros en la cadena de gimnasios Megatlon, donde trabaja como profesora en la sala de musculación y personal training.

«No lo puedo creer. Todavía no caigo. La verdad que no sé ni que tiempo hice. No tengo reloj para controlarme, nada. Es increíble. Para mí anotarme y llegar entera era todo. Nunca esperaba todo esto que está pasando», le confesó a Clarín segundos después de cruzar la meta, mientras todos se preguntaban -sin encontrar respuestas- sobre a qué federación representaba.

Obviamente el arribo de María del Carmen en tercer lugar también impactó a la organización. Se chequeó su tiempo y todo estuvo en regla.

Vale destacar que la prueba, fiscalizada por la CADA y la FAM, se realizó sobre el circuito oficial, certificado por la IAAF.

Su antecedente en maratón había sido en la edición 2019, en Buenos Aires, donde lo completó con un tiempo superior a las tres horas. «Te soy sincera, no recuerdo cuanto marqué exactamente aquella vez», sostuvo, sin rastros de haber sufrido el exigente recorrido de 42.195 metros, una de las pruebas supremas del deporte.

María del Carmen Argüello y el esfuerzo final para llegar a un podio que jamás había soñado. Foto gentileza: Cyntia Posternak (fotorun).

Su plan era correr el maratón de Nueva York en 2020, que finalmente se canceló por la pandemia. Frenó su actividad hasta que este año retomó los entrenamientos con el fin de «escapar de la rutina laboral y evitar el estrés». Así comenzó a salir a correr todos los días hasta llegar a realizar 20k diarios desde que confirmó su participación en los 42k de Buenos Aires, organizados por la Asociación Ñandú.

Al momento de la inscripción, declaró que esperaba completar el recorrido en tres horas, motivo por el cual largó dentro del primer grupo de aficionados, que cruzó la largada 30 segundos después de los atletas de elite.

María del Carmen Argüello, con sus padres, tras la hazaña. (Foto Argüello).

«No tengo entrenador, nada. Lo mío es salir a correr como una animalito. Amo correr, es mi vida, pero nunca me controlé mis tiempos. Mi entrenamiento es ir y volver de Caballito, donde vivo, hasta Nuñez», aclaró.

Tras su hazaña, María del Carmen llegó a la carpa de los atletas de elite y se encontró con las figuras que ella -como amante de la disciplina- suele seguir por televisión, sumado a los compromisos de un evento de nivel internacional, como el control antidoping. Apoyada por sus padres, tuvo que recurrir a ellos para que le acerquen su documento y pertenencias, algo que los elite suelen guardar en una carpa reservada exclusivamente para ellos.

«Te digo la verdad, anoche tuve un asado con amigos y me quedé hasta las 2 de la madrugada. Apenas dormí tres horas», contó, con total sinceridad, confesando que su plan era poder finalizar la carrera, tomar la medalla e ir a comer en familia.

Largada de la Maratón Buenos Aires 42K. Foto Maxi Failla.

Pero todo cambió. Se ganó su lugar en el podio de vencedores, tomó el premio y la consulta de distintos entrenadores y grupos de corredores que ya la invitaron a entrenar con ellos y que la aconsejaron a que piense bien sus próximos pasos en el atletismo.

«Me encantaría ser profesional. Nunca me lo propuse, sinceramente no lo esperaba», concluyó María, ansiosa por finalizar la celebración oficial para poder ir a festejar con sus amigos, que se enteraron de su proeza y rápidamente organizaron otro asado en su honor.