Seleccionar página

El mundo artístico argentino lamenta profundamente la partida de María Socas, actriz destacada de 65 años, cuya trayectoria dejó huella en cine, teatro y televisión. Sin embargo, su historia no se limita a los escenarios, ya que también brilló en el mundo del atletismo en la década del 70, mostrando su talento y versatilidad desde temprana edad.

María inició su camino deportivo en el Colegio Michael Ham, bajo la tutela del maestro Rodolfo Barizza, quien dirigía una cantera de talentos que también vio crecer a figuras como Karin Eisler, vallista finalista en el Sudamericano Juvenil de Lima 74.

Especializada en salto en alto, María alcanzó su primer gran logro en 1973, a los 14 años, al establecer el récord metropolitano infantil con 1.53 m en el Parque Chacabuco. Ese mismo año, se llevó la medalla de bronce en el Nacional de Menores celebrado en Santa Fe. En 1974, figuró entre las seis mejores del país, logrando su mejor marca personal de 1.55 m en Lomas de Zamora y obteniendo el 5° puesto en el Nacional Juvenil en Córdoba.

En la temporada siguiente, alcanzó nuevamente los 1.55 m al ocupar el 4° puesto en el torneo internacional Adidas, detrás de la campeona sudamericana brasileña Maria Luiza Domingos Betioli. Pese a su éxito atlético, María decidió seguir su pasión artística, dejando el deporte para formarse con maestros de renombre como Carlos Gandolfo y Augusto Fernandes.

Su carrera en las artes escénicas fue prolífica, con actuaciones memorables en obras teatrales, series de televisión como Zona de riesgo, Amor en custodia y Tiempo final, y una destacada presencia en el cine. Entre sus películas más recordadas figuran Los chicos de la guerra, No habrá más penas ni olvido, Kamchatka, Las manos y El espejo de los otros.

María Socas compartió su vida con el músico Rubén Brenner, con quien tuvo dos hijos, Sasha y Wanda. Su legado artístico y deportivo continúa inspirando a quienes conocieron sus múltiples facetas y su incansable dedicación.

María Socas será recordada como un ejemplo de esfuerzo y pasión, dejando una marca indeleble tanto en el atletismo como en las artes argentinas.