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Las sensaciones no eran demasiado optimistas para el atletismo argentino en estos XIX Juegos Panamericanos en Santiago de Chile, al menos en relación a las presentaciones internacionales de los últimos tiempos. Florencia Borelli aportó todo su esfuerzo para una gran medalla (plata, la primera del historial) en el maratón, durante la jornada de apertura, pero luego los resultados fueron más bajos, además de que las lesiones dejaron a varios afuera.

       Este jueves 2 de noviembre fue el turno para la aparición del mediofondista Diego Lacamoire, quien estuvo en su nivel con 3:40.67 y ocupó el 7° lugar en los 1.500 metros, uno por delante de José Zabala (3:41.49), en una carrera dominada por los más experimentados canadienses.

       Pero, fundamentalmente, el atletismo argentino pudo disfrutar con una especialidad -los relevos- que estaba largamente postergada. Y así la cuarteta masculina batió en dos oportunidades el récord nacional y alcanzó una inesperada medalla de bronce: por la juventud y calidad de sus integrantes, hay para un gran futuro allí, además de la posibilidad de un trabajo en la técnica de pases a seguir desarrollando. Y también las damas 4×100 consiguieron un histórico récord durante las eliminatorias aunque -lamentablemente- no pudieron participar en la final debido al fuerte golpe que sufrió la última relevista, María Victoria Woodward, al cruzar la meta.

                Dicho equipo fue integrado por Belén Fritzsche, María Floprencia Lamboglia, Melanie Rosalez y Woodward, ocupó el segundo puesto en su eliminatoria con 44.72 y batió el más antiguo de los récords nacionales femeninos (44.90 de la cuarteta de Belkis Fava, Angela Godoy, Liliana Cragno y Beatriz Allocco en los Panamericanos de México 1975).

              Luego se disputaron las eliminatorias masculinas y allí el equipo argentino marcó 39.53 en su serie, escoltando a Brasil (luego campeón), que marcó 38.84. El juvenil Tomás Pablo Mondino marcó la salida, seguido por Bautista Diamante, Juan Ignacio Ciampitti y Franco Florio, y el registro batió el récord argentino de 39.85, vigente desde el 24 de octubre de 2010 en esta misma pista de Santiago (había sido igualado en el reciente Sudamericano por Daniel Londero, Diamante, Ciampitti y Florio).

                En la prueba decisiva, Brasil confirmó su favoritismo y ganó con 38.68, formando con Rodrigo Pereira do Nascimento, Felipe Bardi dos Santos, Erik Felipe Barbosa Cardoso y Renán Correa de Lima Gallina. La medalla de plata fue para Cuba con 39.26. Y la Argentina consiguió el bronce, bajando nuevamente el record nacional con 39.48, delante de Trinidad Tobago (39.54), Paraguay (39.71), Jamaica (39.81) y Venezuela (39.81), abandonando Estados Unidos.

                El equipo tuvo un parejo rendimiento desde la muy buena salida de Mondino, se mejoraron los pases y Franco Florio ingresó con expectativas a la fase final, que pudo completar. Nuestro recordman nacional absoluto (10.11 el año pasado en Cascavel y campeón de los Odesur en Asunción) viene de una temporada muy difícil, por una lesión que motivará su próxima operación. Pero, no obstante, aportó toda su bravura para este gran remate.

                En el historial de los Juegos Panamericanos, solamente una vez la Argentina había escalado hasta el podio de la posta 4×100. Y ello ocurrió en la edición inaugural de los Juegos en 1951, en Buenos Aires. Allí el equipo que formaban Mariano Acosta, Fernando Lapuente, Gerardo Bönnhoff y Adelio Márquez también habían conseguido una medalla de bronce. Cuatro años más tarde, y todavía con Bönnhoff (finalista olímpico de 200) vigente, se logró un cuarto puesto. Pero desde entonces, las presencias fueron esporádicas: 8° lugar en Cali 71, 6° en Mar del Plata 1995 y series del 2007. Ahora hay juventud, calidad y posibilidades para trabajar por un gran futuro en esta atractiva prueba, condicionada también al desarrollo individual de sus integrantes.

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